Feminismo y propaganda. ¿Cómo se unen? Debido a una marca de cigarrillos muy reconocida a nivel mundial, Lucky Strike, y el genio de las Relaciones Públicas, Edward Bernays. En 1928, George Washington Hill, presidente de la Compañía Americana de Tabaco, no era ningún feminista, pero sí era un hombre en busca de nuevas oportunidades de mercado para los cigarillos Lucky Strike. Todos los hombres fumaban, incluso los doctores aseguraban que fumar era bueno para la salud. Las mujeres, que representaban el 50% del mercado, tenían prohibido fumar y, aunque algunas lo hacían a escondidas, en muchos lugares había hasta penas de prisión para aquellas que eran encontradas fumando. Debemos ubicarnos en el contexto del periodo entre Guerras Mundiales: los hombres se marchaban a la guerra, y las mujeres se veían obligadas a trabajar para que la producción de los países no se detuviera. Es así, como comenzaban a ganar derechos: el derecho al voto, a trabajar y a ¿fumar? Es aquí donde entra Edward Bernays, ahora considerado uno de los padres de las Relaciones Públicas, quien fue contratado por George Washington Hill. Bernays era sobrino de Sigmund Freud y había utilizado técnicas de psicoanálisis para crear material propagandístico durante la Primera Guerra Mundial. Entonces, Bernays diseñó una serie de anuncios publicitarios en los cuales se mezclaban los cigarrillos con la autoestima de las mujeres, presentando los cigarrillos como una ayuda para hacer dieta: “Busque un Lucky Strike en vez de un dulce”. Bernays aprovechó el auge del movimiento feminista y la rebelación de la mujer como parte merecedora de respeto por el resto de la sociedad, y organizó un desfile en el cual aparecía una multitud de modelos fumando durante el Desfile de Pascua de Nueva York de 1929, ahora este evento es conocido como “Antorchas de la Libertad”. Las modelos, por supuesto, actuaban como si hubiesen comenzado a fumar por decisión propia y no porque se les estaba pagando. De pronto, las mujeres comenzaron a fumar, ya que ayudaba a su causa de emancipación. Para 1939, más del 20% de la población femenina de Estados Unidos fumaba, y no cualquier marca, sino Lucky Strike. Y, así, se unió Marlboro, Chesterfield, y todas las demás compañías tabacaleras. La campaña de Bernays se concibe como propaganda porque manipuló las emociones de las mujeres y creó una falsa realidad para aumentar las ventas de la Compañía Americana de Tabaco. Aún hoy en día muchas mujeres creen que fumar puede ayudarlas a mantenerse delgadas y hay personas que creen que las mujeres que fuman son atractivas, ya que se asocia a las modelos de Edward Bernays. Por: Amanda García Yanes
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Septiembre 2020
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