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La mayoría de las personas conoce o celebra la navidad de acuerdo con las tradiciones de los cristianos católicos, sin embargo, a veces ignoramos las costumbres que tienen otro tipo de creyentes alrededor del mundo, tales como aquellas que practican los adeptos al cristianismo ortodoxo, una religión predominante en algunos países de Europa Oriental.
La principal característica de la navidad ortodoxa es que esta se celebra el 7 de enero y no el 25 de diciembre. Esta diferencia de fechas tiene su origen después de la Revolución de Octubre de 1917 llevada a cabo en Rusia, momento en el que se adoptó el calendario gregoriano en el país pero la Iglesia ortodoxa estuvo en desacuerdo, manteniendo así el calendario juliano, que tiene 13 días de retraso con respecto al otro. En consecuencia, la navidad ortodoxa se celebra 13 días después que la navidad católica.
Esta costumbre no solo fue adoptada en diferentes iglesias de Rusia, sino también en Jerusalén, Georgia y Serbia, en donde inclusive algunos católicos se unen a la celebración navideña en dicha fecha. Esta es la misma razón por la que en la noche del 12 al 13 de enero se celebra el “Viejo Año Nuevo”; las vacaciones decembrinas en países laicos, pero con predominio de cristianos ortodoxos, se disfrutan entonces desde el 24 de diciembre al 13 de enero. Adicional a ello, el 6 de enero los creyentes ayunan hasta que aparezca la primera estrella, que simboliza a la estrella de Belén. La comida tradicional de esa noche es el Sochelnik (Sochivo), un plato preparado con granos de trigo y amapola, miel y nueces, simbolizando así la resurrección, una vida llena de abundancia y una vida dulce y saludable, respectivamente. Al día siguiente, la mañana comienza con un desayuno abundante, caracterizado por platos preparados con pato, pasteles de col, champiñones, carnes, pescados y vino. Hace unos años, en los antiguos pueblos rusos y ucranianos, los niños acostumbraban a salir a la calle disfrazados de animales y personajes de cuentos en la época navideña, presentándose así bailando y cantando en las casas de los vecinos, en consecuencias, estos les regalaban dulces, algún otro tipo de comida o dinero. Asimismo, las mujeres jóvenes realizaban adivinaciones de Navidad para conocer su porvenir, sobre todo en las relaciones amorosas, el cual determinarían con cartas, espejos, café molido, hilos y agujas. Una tradición que se ha mantenido a lo largo de los años es la misa nocturna el 6 de enero, en Rusia, por ejemplo, se celebra en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú en donde se reúnen aproximadamente 5 mil creyentes rusos, incluyendo al presidente y al primer ministro. En otro orden de ideas, el Año Nuevo en los países de Europa Oriental, celebrado el 31 de diciembre, tiene como símbolo las mandarinas, ya que en estas naciones que anteriormente conformaban la Unión Soviética esta era una fruta que se consideraba como exótica y solo se vendía durante el invierno, importada principalmente de Marruecos. Asimismo, la figura principal de estas fiestas de fin de año es Ded Moroz (Abuelo Frío), el equivalente a Santa Claus o Papa Noel pero con la particularidad de que en lugar de entrar a las casas por las ventanas o chimeneas, llega en un trineo con tres caballos blancos y toca la puerta principal para entrar con una gran bolsa de regalos, además, lo acompaña su nieta Snegurochka (Nieves o Nievecita), quienes vienen de Siberia.
Por: Ana Isabel Ramírez Fernández
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Septiembre 2020
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