Es menester mencionar que el autor expresa sus conclusiones en relación a lo que mencionó en los apartados anteriores, es decir, manifiesta que el desdén hacia los métodos tradicionales de la escritura de la historia, así como sus límites han permitido una mayor apertura de la misma, apreciable en la televisión y en los programas de radio. Considera que los historiadores deben poseer el deseo de globalizar. Haciendo previamente una distinción el significado de esa palabra, entre la historia de la evolución de la globalización, y la que se encarga de contextualizar sin fronteras a las historias nacionales e imperiales.
El motivo por el que Elliott (2012) resalta estas divisiones entre los diversos historiadores es para demostrar que ambas se realizan con base en “la tensión entre lo general y lo particular en la escritura de la historia” (P. 119). Además, Elliott expresa que ha sido esa la forma en la que se ha desarrollado la escritura de la historia en el occidente. Sin embargo, llama la atención -más allá de la distinción mencionada anteriormente- el hecho de que Elliott considere a estas divergencias como apreciables en la teoría, ya que los historiadores poseen las suficientes facultades como para utilizar ambos métodos dependiendo de los objetivos de sus investigaciones.
No obstante, Elliott expone que en la actualidad, debido a la gran cantidad de historiadores y el alto número de tesis universitarias, se está incitando a los historiadores a reducir la limitación en sus investigaciones, ocasionando con esto un menoscabo de la “ambición histórica” (P. 120). Esto lleva entonces a una proliferación del nivel de solicitudes por parte del vulgo de exposiciones, que sean comprensibles para la mayoría, de los sucesos del pasado.
Con lo anteriormente mencionado, Elliott señala que en la historia existía un sentimiento, válido a su juicio, de que había una gran cantidad de personas que no poseen, dentro de la historia, el sitio del que son correspondientes. Expresa además, el hecho de que un resultado, importante, que resultó en la globalización fue dotar de sencillez a los escritos históricos. De allí entonces surge un nuevo desafío para los historiadores, el poder ir más allá de lo determinado esto debido a que la historiografía se ha hecho cada vez más específica.
Surgió entonces, Elliott (2012) un renacimiento de la historia transnacional y transimperial, observable en El mediterráneo de Braudel. Por consiguiente no sorprende que Elliott afirme que tanto la política como la geopolítica instaron a los historiadores a concebir maneras innovadoras de aumentar su “marco de referencia” (P. 121). Siendo las cosas así, resulta claro como el autor considera al nacimiento de la historia atlántica como el arquetipo ideal de aquella manera de escribir historia que trasciende de los límites territoriales de los imperios y naciones. Sustentando lo anteriormente expuesto Elliott (2012) expresa:
Un ejemplo perfecto de este proceso ha sido el surgimiento de una «historia atlántica» que ha tratado de liberarse de fronteras nacionales e imperiales (…) No hay duda de que la creación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y la importancia concedida a una Alianza Atlántica que uniera al mundo occidental durante el periodo de la Guerra Fría generaron iniciativas gubernamentales y privadas que estimularon el pensamiento en términos atlantistas, pero no es fácil determinar el grado en que estas influyeron sobre la investigación histórica. (P. 121).
Durante un viaje a Hispanoamérica Elliott sintió la necesidad de conocer la manera en la que los españoles concibieron dichas tierras en siglos anteriores. Lo pudo hacer a través del escrito de Antonello Gerbi, el cual le permitió analizar, en parte, la significancia que tuvo para Europa el contacto con las civilizaciones americanas. Esto llevó al autor a concluir acerca de la poca cantidad de escritos existentes relacionados con la conmoción ocasionada en España a raíz del hallazgo de América. Por otra parte, también expresa que en conjunto, las acciones que realizó España en América, conllevaron a la elaboración de reportes repartidos por Europa. (Elliott, 2012). Comenta además que fueron estos los que permitieron a los europeos poder constituirse ideas acerca del cómo era este Nuevo Mundo. Lo mencionado anteriormente llevó a Elliott a la redacción de las conferencias Willes, en las cuales, sin buscarlo, escribió historia Atlántica, puesto que tal investigación trataba de indagar las primordiales derivaciones, de distinto ámbito, que había tenido la intromisión europea en América.
Con respecto al origen de esta manera de escribir historia, Elliott (2012) afirma que la concepción globalización, por ser una época en la que las conexiones imperaban, se trasladó al estudio histórico. Se introduce la necesidad de indagar en aquellos nexos al pasado que los investigadores no consideraron pertinentes en su momento, debido a sus anclajes territoriales. No sorprende entonces, que hayan encontrado en el Océano Atlántico el medio ideal para la escritura histórica, puesto que sirve como vínculo entre tres regiones Elliott (2012). El Producto resultante de tales deliberaciones fue la historia atlántica que, según el autor, era una historiografía nueva y refrescante, enfocada en el desplazamiento y las características culturales de los pueblos mediante el Atlántico, mencionando también que sirvió para develar nexos inesperados que, en su momento, moldearon las sociedades, desestabilizando los límites territoriales de los mapas en Europa (Elliott, 2012).
@PelaezFreites