Claridad: Primeramente, Yagosesky explica que hay que tener claridad al momento de hablar sobre un tema, con esto se refiere a tener mentalmente un orden claro de las ideas a desarrollar, para ello se debe tener bien definidas los temas que serán expuestos durante el discurso, así como hay que dar explicaciones y ejemplos sencillos para satisfacer al público, cabe destacar que siempre hay que dominar completamente el tema que será conversado.
Sencillez: Es decir, comprensibilidad, por medio de un lenguaje que la mayoría de los oyentes entiendan sin necesidad de esforzarse, siempre se deben usar términos fáciles de comprender y recordar, sin caer en un vocabulario pobre o vulgar, simplemente debe expresarse una explicación llana y sin complicaciones.
Concisión: Esto consiste en la capacidad de seleccionar y mencionar lo prioritario, exponiendo los datos o ideas más valiosas y esenciales del tema, evitando ser redundantes y alargar forzosamente las ideas apagando el interés de la sala. Siempre se debe organizar un discurso lo suficientemente largo para incluir las ideas principales, sin ser muy extensos pero tampoco excesivamente breves.
Coherencia: Con esto se hace alusión a iniciar, continuar y culminar la exposición de un tema sin perder el sentido de la idea primaria ni quebrar el hilo temático, se pueden desarrollar sub-ideas siempre que se mantenga la "columna vertebral" de la idea, manteniéndonos centrados, tampoco es recomendable ramificar el discurso haciendo aclaraciones que desvíen momentáneamente la atención. Con esto se logra que el oyente capte fácil y cómodamente la información expuesta.
Naturalidad: Una actitud autentica y no forzada, hace ver en el orador un comportamiento natural, relajado y seguro de sí mismo, para ello hay que sentirse cómodo siendo quien es, evitando aparentar algo distinto y artificial. Para lograrlo es necesario tomar en cuenta dos variables: práctica y honestidad, es decir, no es un acto espontáneo sino que requiere de previo entrenamiento y transparencia de sí mismo, para así obtener tales características que le provea naturalidad.
Elegancia: La forma de expresar lo que pensamos, puede ser más fundamental que el propio contenido del tema, ningún público quiere escuchar a un orador aburrido y desabrido, por lo tanto, hace falta que el expositor combine inteligentemente un vocabulario adecuado, entonaciones apropiadas, dicción clara y un buen lenguaje corporal, para así embellecer el discurso y levantar las expectativas de la sala.
Impacto: No solo debe tenerse algo importante que decir, también se debe hallar la mejor manera de contarlo, para lograr que las ideas sean escuchadas, aceptadas y recordadas, ciertos elementos nos ayudaran a obtener este impacto, tales como una atractiva imagen, agradable tono de voz, contenido actualizado y útil, argumentos lógicos, ejemplos claros y bien sentido del humor. Con ello, se busca tocar el corazón del público, relacionando el tema con aspectos cotidianos de sus vidas, siempre hay que para ellos y no para sí mismo.
El señor Yagosesky busca orientar a sus lectores a mejorar y llevar al máximo la capacidad oratoria de cada uno, pues para él: La oratoria es un vehículo poderoso de transformación social y de expresión del potencial personal.
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