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Cuando hacemos alguna presentación, generalmente nos preocupamos por el contenido que vamos a explicar y el vocabulario que emplearemos para ello, sin embargo, otro aspecto sumamente importante es el tono de voz y la velocidad con la que hablaremos al momento de exponer.
La mayoría de la información que recibe la audiencia es captada a través del lenguaje corporal, el entusiasmo y el tono de voz del orador. Por ende, también debemos prestar atención a estos factores cuando estamos practicando nuestra presentación.
En primer lugar, nuestra voz debe sonar atractiva y con autoridad, de esta manera la audiencia se sentirá más a gusto y prestará más atención. Cuando la voz inspira autoridad, al mismo tiempo transmitimos confianza, lo cual le otorga mayor credibilidad a nuestro discurso. Pero, ¿cómo hacer que la voz suene correctamente? Para ello, es de gran ayuda que previamente a la presentación calientes tu cuerpo. Los mejores ejercicios para calentarte son de estiramiento: extender los brazos hacia arriba y luego relajarlos hacia abajo, mover el cuello de manera circular, entre otros ejercicios que puedan servirnos para los fines que queremos. Luego, es importante entrenar la respiración; en el día a día lo hacemos de manera automática, sin darnos cuenta de cómo lo estamos logrando, sin embargo, al momento de exponer en público debemos ser conscientes de nuestra manera de respirar. Después de los estiramientos, puedes practicar la respiración con el diafragma, ese músculo que se encuentra entre el tórax y el abdomen; intenta encontrarlo, inhala profundamente y siente cómo este se mueve en la medida que vas tomando y exhalando el aire. Otro detalle importante es la modulación y pronunciación de las palabras. Cuando nos sentimos nerviosos, generalmente comenzamos a hablar más rápido, lo cual es un problema al momento de hacer presentaciones. Para evitarlo, practica tu discurso o exposición con antelación y léelo pausadamente, seguro te parecerá que estás hablando lentísimo, pero en realidad eso te permitirá acostumbrarte a un ritmo apropiado, que sin duda alguna será de gran agrado a la audiencia. Igualmente, el hecho de practicar lentamente tu discurso te permitirá practicar la pronunciación de aquellas palabras que quizás solemos decir de manera inapropiada. También puedes hacer ejercicios de dicción que te ayudarán con este aspecto, en internet puedes conseguir varios. Por otro lado, es ideal hacer pausas entre frases o ideas, así como también variar las tonalidades de la voz dependiendo de la connotación que se le quiera dar a los diferentes fragmentos del discurso. Lo anterior también ayuda en caso de que hayas olvidado alguna de tus líneas, mantén la calma, haz una pausa dramática y luego continúa; si recordaste lo que ibas a decir dilo, si no, improvisa, nunca pares tu presentación por eso. Finalmente, recuerda tomar en cuenta la proyección de la voz. Días antes del evento podrías acercarte al lugar en donde vas a presentarte y practicar junto con algún colega el volumen de tu voz. De esta forma, garantizarás que todos en el auditorio te estén escuchando.
Por: Ana Isabel Ramírez Fernández
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Septiembre 2020
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