Es sumamente curioso a veces estudiar ciertos casos o fenómenos que ocurren en todo el mundo a partir de la psicología social, rama de las ciencias sociales que permite profundizar en el comportamiento, la conducta y, por supuesto, en la comunicación de los individuos dentro de una sociedad, partiendo pues de lo concurrido en su entorno.
La relación que existe entre una sociedad, el Estado, los medios de comunicación masiva y la Opinión Pública es tal que incluso, mientras se estudian ciertas obras como la de Iván Abreu Sojo, pueden venir a la mente muchas imágenes de películas, series e incluso, de sketch humorísticos donde los comediantes se burlan respetuosamente del comportamiento de nosotros como individuos en una sociedad.
Partiendo del centro pues del estudio, el rumor es toda aquella información que no ha sido confirmada por los medios o, dependiendo del caso, específicamente de las fuentes confiables –para esto es importante tener en cuenta un proceso importante en el mundo del periodismo conocido como los criterios de noticiabilidad-. A su vez, para que un rumor sea rumor, es importante que, además de ser divulgado masivamente, esta desinformación tenga un efecto directo en la sociedad mediata, es decir, dependerá de la prominencia del mensaje. De lo contrario, es correcto entonces referirse al caso como un simple chisme. ¿Cuáles son los problemas que pueden causar los rumores en una sociedad? Si bien esto dependerá nuevamente de cuál sea la desinformación que contenga este rumor, entonces podremos acertar con mayor facilidad en el blanco en relación con los efectos que puedan generarse. En un principio, lo primero que va a generarse en una sociedad determinada es la conocida infoxicación, es decir, una intoxicación por parte de la información que los individuos estén consumiendo. En el peor de los casos, todo puede converger en un caos informativo, sobre todo hoy con el boom de las redes sociales, ámbito en el que los rumores parecen cada día hacerse mucho más populares. Relacionando el fenómeno con la Opinión Pública de cualquier sociedad, el daño puede ser incluso mucho más severo pues, dependiendo del caso, podría dañar la estructura funcional de esta así como parte de su psique –volvemos a hacer referencia a la psicología social-. El tema delicado con los rumores es que pueden afectar gravemente la Opinión Pública y, como se ha estudiado en casos anteriores, quien pueda controlarla su conveniencia, podrá jalar los hilos de los títeres cual titiritero –sin caer en exageraciones-. Bien vale citar a Joseph Goebbels, quien fue el Ministro de Propaganda de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial, para darle más fuerza a lo anteriormente comentado: una mentira repetida 100 veces puede convertirse en una verdad. Un rumor puede surgir de un grupo con influencia –si hablamos desde las redes sociales-; puede surgir fácilmente con la difusión a través de algún medio de comunicación –referencia a la transmisión radial de La Guerra de los Mundos de Orson Orwell en 1932-; difundida por aquellos quienes poseen el poder mayoritario del Estado; el asunto aquí es que a veces –irónico mencionarlo y todo- los rumores pueden convertirse en hechos, incluso, esto pasa con mucha frecuencia en Latinoamérica, especialmente en las fuentes políticas y económicas. Para concluir, es importante resaltar el hecho de que los rumores suelen darse con mucha mayor frecuencia en una sociedad cuando ésta se encuentra bajo un régimen totalitario y con medios de comunicación controlados por alguna élite o poder externo a ellos.
Por: Alfonso Hernández
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Septiembre 2020
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