¿Qué es dadá? Preguntó hace casi ya un siglo la revista berlinesa Der Dada. La palabra en sí intriga a los oídos como el término abracadabra, el vocablo perdido entre los balbuceos de un bebé o ambas cosas al mismo tiempo. Por esta razón este diario adicionó más interrogantes en cuanto al ilusivo significado: ¿es dadá un arte? ¿Es dadá un seguro contra incendios? ¿Es dadá simplemente nada? Si nos remitimos a lo factico el dadá o el dadaísmo fue una de las vanguardias artísticas de principios del siglo XX junto a otras tendencias como el futurismo o el surrealismo. El catalogar a un movimiento como avant-garde equivale a denotar en él una naturaleza experimental que rompe con la norma, en este sentido el dadaísmo fue el más extremo entre sus congéneres en desafiar todo tipo de status quo. A nivel histórico el dadaísmo se originó en Zúrich, Suiza, específicamente en el famoso, o mejor dicho, infame Cabaret Voltaire en 1916, a partir del cual tuvo proyección internacional en Berlín, París, Nueva York, Colonia y Hannover hasta su final en 1920. A pesar de la corta duración del movimiento su influencia ha sido duradera por iniciar un modelo de contradicción que busca innovar a través del enfrentamiento total contra las ideas preconcebidas. Este modelo del dadaísmo es resultado de la situación política de la época en cuanto sus precursores, al ser testigos de los horrores de la Gran Guerra y de los desafueros de las monarquías europeas, concluyeron que la noción del orden era una ilusión y que la razón era impotente ante el sin sentido. En lo que se refiere a métodos concretos el dadaísmo sostuvo su rechazo a cualquier forma de compromiso estético, dadá era el anti-arte, la anti-poesía, la anti-razón y prácticamente el anti-todo. Esta aproximación antiestética llevó a que los dadaístas se negaran al olio y al lienzo, enfocándose en el collage y en los primeros pasos del fotomontaje; se negaran a versos estructurados con palabras, proponiendo poemas sónicos compuestos de glosolalia y poemas simultáneos en el que una obra distorsionaba a la otra; se negaran a construir esculturas, optando por sustraer objetos cotidianos y colocarlos fuera de contexto; y que se negaran a hacer muchísimas cosas más en pro de subvertir a lo convencional. Ahora bien lo esbozado nos ha respondido sobre qué es el dadaísmo como movimiento pero ¿acaso sabemos lo qué es dadá? Hasta al momento hemos hablado de una vanguardia artística, pero si le hubiésemos preguntado a dadaístas como Hugo Ball y Richard Huelsenbeck éstos nos hubiesen comentado que encontraron a dadá en un diccionario y que la palabra como tal no significa más que caballito de madera en francés. ¿Es ésta la respuesta definitiva a la pregunta enigmática que nos hicimos al principio? El dadaísta Hans Arp afirmó alguna vez que antes de la llegada de dadá, dadá ya estaba presente, si seguimos a su frase podemos intuir que dadá no es el movimiento artístico que lleva su nombre ni el caballito de madera del diccionario. Dadá parece caracterizarse por todo aquello que no es, ¿vemos el sin sentido que esto supone? Si usamos a manera de metáfora la definición de dadá como caballito de madera, dadá es un caballo de Troya en nuestra ciudad provista de significado y propósito. Dadá fue la inspiración del movimiento que conocimos como dadaísmo y dadá es la inspiración para toda absurdez que veamos hoy y mañana. La irreverencia, el hastío y el sarcasmo son solo formas de expresión del dadá. Dadá no puede tener significado porque no es ni movimiento ni concepto, dadá es aquella fuerza que nos permite percatarnos de la entropía que nos rodea. Por Juan Carlos Rubio Vizcarrondo
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Septiembre 2020
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