La naturaleza jamás deja de sorprender a los seres humanos, y eso es un hecho que existe desde el principio de los tiempos. La llamada geometría divina en la era del renacimiento, recibió su nombre científico durante el siglo XX, por lo que ahora es conocida como Fractales. Estos patrones están presentes en diversos elementos de la naturaleza y el espacio. En este artículo te hablaremos más sobre eso para que te maravilles. El Fractal, o la geometría de la naturaleza, es un objeto geométrico cuya estructura básica, fragmentada o aparentemente irregular, se repite a diferentes escalas. Entre sus dos principios fundamentales que los caracterizan encontramos que sus patrones son demasiado irregulares como para ser descrito en términos geométricos tradicionales; además de ser autosimilar, lo que significa que su forma está hecha de copias más pequeñas de la misma figura. Para que te hagas una idea de la importancia que han tenido estos fenómenos a lo largo de la historia de la humanidad te contamos que: ya en la era antigua, filósofos y matemáticos como Platón o Pitágoras evidenciaban en ciertas formas de la naturaleza una armonía que no podía ser explicada, y que por ello le otorgaban un halo de divinidad. No fue sino hasta mediados de la década de 1970 cuando a esa “geometría sagrada” se le concedió una denominación producto del trabajo y estudio del matemático francés, Benoît Mandelbrot, que la llamó Fractal. Y definió los principios que la separan de la geometría más matemática, que puede medirse. La presencia de los fractales se puede evidenciar desde los fenómenos naturales más minúsculos, hasta las explosiones más apoteósicas en el universo. Con el fin de que tengas una idea que pase de lo micro a lo macro de estos patrones geométricos, piensa en cómo se distribuyen las bacterias y hongos en un espacio. Si bien a simple vista no se nota nada especial, a nivel microscópico se revelan unos patrones asimilares perfectamente delimitados. En un nivel intermedio se pueden destacar los fractales en plantas como los helechos, que si te fijas con atención notarás cómo las características de las hojas se repiten a diferentes escalas. La imagen que decora este artículo es de un romanesco, un vegetal híbrido entre coliflor y brócoli cuyos patrones fractales asombran a quienes lo ven. Los fenómenos atmosféricos como los rayos o los vórtices de nubes, también demuestran tener patrones autosimilares. En plano macro y fijándonos en el espacio, las radiaciones emitidas por explosiones de cuerpos celestes arrojan figuras que en cada uno de sus rincones poseen patrones fractales. Un ejemplo más claro de estos tal vez sean los anillos del planeta Saturno, que se desarrollan de forma gradual siguiendo el mismo patrón solo que a diferentes escalas. Para hacer énfasis en la maravilla de la naturaleza, existe un patrón geométrico llamado Fibonacci, que sin ser fractal, también está presente en muchos elementos naturales, como por ejemplo el centro de los girasoles. Pero aún más maravilloso es su evidencia en el proceso de la vida humana, ya que el embrión en etapa de gestación presenta un clarísimo Fibonacci; al igual también este se puede apreciar en supernovas del espacio. Para finalizar me gustaría revelar la influencia que tienen los fractales, geometría divina, o geometría de la naturaleza en el arte. Leonardo Da Vinci en el renacimiento ya empleaba algunos principios similares en sus bosquejos, pero ningún artista tiene mayor influencia de esta maravilla natural que Pollock. En sus obras aparentemente caóticas, se oculta un trato minucioso de los principios de los fractales de la naturaleza, y su forma de hacer de lo asimilar y la repetición a escalas, una estampa de su estilo. Por: José Gregorio Morales Ramos
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Septiembre 2020
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