Cuando el 1 de Febrero de 2013 el servicio de televisión para internet, Netflix, realizó el debut de su primera serie original llamada House of Cards, dirigida por David Fincher y protagonizada por Kevin Spacey, muchas personas pensaron que la compañía estaba tomando un gran riesgo. Y aunque sí fue una inversión económica muy importante, ahora sabemos que la decisión fue más segura de lo que se pensó en el momento.
La serie, que está a la altura de series como Los Sopranos y Breaking Bad, fue pensada complicando una gran cantidad de data sobre aquello que podría gustarle ver a los usuarios de Netflix. ¿Esto quiere decir que se robaron los pensamientos de sus consumidores y los convirtieron en zombies?
No. Nada más lejos de la realidad. Netflix actualmente tiene millones de usuarios a nivel mundial y una data particular que se llama “acciones de los usuarios”, la cual segmenta a qué hora ve la gente más películas, cuándo no está viendo nada, qué ha visto más de una vez, si lo ve en televisión o desde dispositivos móviles, entre otros.
Entonces, los ejecutivos de Netflix estaban buscando invertir en la realización de una serie y se basaron en la data que ya tenían analizada:
- La versión británica de House of Cards tenía una audiencia muy grande
- La película “La Red Social”, dirigida por David Fincher, tenía una audiencia igual de grande,
- Los usuarios que habían visto la versión británica de House of Cards también había visto muchas películas de Kevin Spacey y/o varios films dirigidos por David Fincher.
Con esa información, los ejecutivos invirtieron 100 millones de dólares en dos temporadas del programa. Y, sin ninguna sorpresa, ya en su quinta temporada, el show no ha representado sino éxitos para la compañía.
¿Si las películas y series se convierten en un proceso tan calculado se pierde la magia del ensayo y error en la realización de las piezas? Pues no, puedes tener toda la información que tenía Netflix y aún darle un enfoque completamente errado a la serie. En realidad, la preferencia de las masas sigue siendo bastante impredecible, y si no te gusta siempre podrás no aceptar los Términos y Condiciones de Netflix o apagar la televisión y leer un libro.
Lo más irónico de la situación es que también se hace referencia en House of Cards a la falta de ética en el uso del Big Data que hacen los políticos para ganar elecciones (como fueron los casos de Barack Obama y Donald Trump), para que la gente tome consciencia sobre toda la información que consume diariamente en internet y la falta de casualidad en la misma.
En resumen, el Big Data sigue siendo una estrategia muy poderosa y peligrosa que ya es parte del presente y no del futuro. Y aunque puede servir para entretenernos, como con House of Cards, también puede servir para manipular nuestras opiniones. Es una amenaza de la cual hay que cuidarse.