
Es en estos momentos donde el arte cumple una función indispensable dentro de la sociedad. “Un país sin cine es como una casa sin espejos”, esto se refiere a que, el cine nacional refleja las historias que nos demuestran quiénes somos, dónde estamos y en dónde podríamos estar. Películas como Libertador, protagonizada por Edgar Ramírez o Jericó, dirigida por Luis Alberto Lamata, son largometrajes que cumplen una función importante para con todos los venezolanos, contar a través de recursos audiovisuales la historia que marcó un hito en este Sentimiento de Pertenencia.
Películas de este estilo suelen ser muy bien recibidas en países extranjeros, sin embargo, en su propio país, llegan incluso a fracasar en taquilla pues no forman parte del gusto de la audiencia. El talento nacional debe ser recompensado por cada uno de los amantes del séptimo arte, esto a su vez aplica para las otras ramas del arte. Primero se debe admirar lo que es de uno para luego proceder a admirar lo que está fuera de nuestras casas.