Rusia, conocida actualmente como una de las principales potencias mundiales, esconde tras ella una de las historias más importantes y resaltantes de los siglos XVIII, XIX y principios del XX. La Dinastía Romanov. Primero, explicamos cómo fue el surgimiento de Rusia como nación. Tribus eslavas y finlandesas, dominadas por los tártaros de Mongolia habitaban Rusia hasta el siglo XVI. Estos eran en su momento pueblos muy atrasados. Pero, al comenzar el siglo XVI, Iván el Terrible, jefe del Principado de Moscou, uno de los pequeños estados más importantes que había en Rusia, logró emanciparse del yugo de los Khanes mongoles, fundando el estado ruso de Moscovia, cuya capital era Moscou. Iván se hizo nombrar “Zar” que significaba Gran Rey de toda Rusia. Gobernó en forma absoluta, como dueño de vida y propiedades de sus súbditos. La sociedad estaba dividida en dos clases: los boyardos (nobles), dueños de las tierras; y los mujiks (campesinos), que vivían igual que los siervos de la Edad Media. Con la fuerza de las armas ensanchó el territorio ruso. A la muerte de Iván el Terrible se produjeron luchas internas, hasta que fue proclamado zar Miguel de Romanof, quien inició una dinastía que gobernó hasta 1917, en que el último monarca, Nicolás II, fue ajusticiado.El zar más notable de esta dinastía fue Pedro I, el Grande. Pedro I, El Grande (1689-1725) Subió al trono a los 17 años. Hombre de una gran altura (tenía más de dos metros), quien gobernó en forma absoluta. Muy activo comprendió el atraso en que se encontraba su pueblo. Introducción de la cultura occidental: ferviente admirador de la cultura occidental, se disfrazó y aprendió en Europa la construcción de naves, fortificaciones, vio las escuelas, bibliotecas, entre otros. Al regreso de sus dos viajes llamó a muchos artesanos e ingenieros europeos, con quienes hizo construir barcos, edificios que destacaban en medio de las chozas moscovitas, estableció colegios, academias, imprentas, bibliotecas, fábricas y hasta obligó a sus súbditos a cambiar o modificar sus vestidos muy anticuados, encontrando resistencias que dominó con el látigo. Fundó: la ciudad de San Petersburgo a orillas del mar Báltico, para estar más cerca de Europa; las escuelas Naval, de Ingeniería, de Medicina, entre otros.Hizo progresar la agricultura, el comercio, la industria. Conquista en el mar Báltico: con el objeto de tener “una ventana sobre Europa”, guerreó contra Turquía y Suecia para tener salida a los mares Negro y Báltico, respectivamente; pero, sólo logró éxito con Suecia, a la que arrebató algunas costas sobre el mar Báltico, donde hizo construir el puerto de San Petersburgo. Catalina, La Grande (1763-1796) Los sucesores de Pedro el Grande fueron Pedro II y Pedro III. Este último, poco inteligente y vicioso, estaba casado con una princesa alemana, Catalina, quien cansada de la inutilidad de su esposo lo destronó y se proclamó Zarina, con el nombre de Catalina II, que más tarde sería llamada la Grande, debido a la obra que realizó en 33 años de gobierno, que fue la siguiente: Interiormente: sofocó un levantamiento de los cosacos, colonizó las regiones del Volga y Ucrania con inmigrantes extranjeros; introdujo el cultivo de la papa, abrió hospitales y fundó ciudades como el puerto de Sebastopol. Exteriormente: acrecentó el territorio ruso en guerra contra los turcos a quienes quitó la península de Crimea y costas en el mar Negro, logrando salida a este mar; y en el reparto de Polonia (junto con Austria y Prusia) se apoderó de Lituania y otros territorios, desapareciendo Polonia hasta 1918.Catalina II, dejó a su país convertido en una de las primeras potencias de Europa. Fuente: Mihistoriauniversal.com Por: Jesús Alfonso Hernández Herrera
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Septiembre 2020
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