¿No te han dado el trabajo de tus sueños? ¿No completaste la lista de propósitos de año nuevo? ¿La persona que te gusta no está pendiente de ti? El sentimiento que se presenta ante todas estas preguntas tiene un nombre: frustración. Solo ver esta palabra te causa inseguridad, pero tal vez esta misma tenga un lado positivo. Como ya lo hemos conversado en mis otros posts, de las situaciones malas podemos sacar algo bueno. ¡Empecemos! Según la Real Academia Española, frustración es la Imposibilidad de satisfacer una necesidad o un deseo. Teniendo claro el concepto, podemos decir que la frustración se encuentra en el Top 5 de las emociones más comunes que las personas experimentan a diario. Se suele mezclar con la decepción y la humillación, lo que crea el combo perfecto para que las personas no se sientan motivadas para nada. La frustración aparece cuando existen metas, oportunidades o sueños que nos hemos trazado, incluso podemos haberlos conseguido, pero no con el nivel de exigencia que nos habíamos marcado desde un principio. La frustración, como otras emociones del ser humano, nos afecta a todos de maneras diferentes. Cada individuo, dependiendo de las situaciones a las que se enfrente, se hará más o menos tolerante a la sensación de frustración. Lo que a una persona le parece muy frustrante no poder lograr, a otra le resultará sin importancia o no le afectará tanto para llegar al nivel de depresión y humillación. Muchas fuentes nos hablan de que la frustración es una respuesta emocional que surge ante algo que ha sucedido y no hemos sido capaces de gestionar o tratar de forma adecuada. La vida moderna, llena de responsabilidades y falta de tiempo, nos la pone difícil al momento de atender nuestros propios intereses y prestarle atención a lo que realmente queremos lograr, para crecer de manera completa y brindarle su debido tiempo y esfuerzo. Tal vez no prestarle el debido tiempo a nuestras necesidades y no darle 101% de nosotros mismos puede ser la causa de la frustración, pero ¿qué tal si sí lo dimos todo para lograrlo o nunca pudimos llegar a él porque no teníamos los medios? Aquí entra lo de aprovechar las oportunidades que te da la vida y la mejor oportunidad que te da es cuando te equivocas, ya que puedes utilizar esa frustración y cambiarle el enfoque, sacarle el jugo y ver qué tiene de bueno para ti. La frustración genera incomodidad, malestar, y toda una serie de sensaciones desagradables que todo ser humano evita sentir. Querer alejarse de todo lo malo motiva a trabajar eficientemente. Si comienzas a ver la frustración de esta manera, la sentirás como una emoción temporal, ayudarás a tu autoestima y serás libre. Recuerda: no importa qué diga la sociedad sino tu bienestar y saber manejar tus emociones, con la finalidad de que no te lastimen ni sean un impedimento para alcanzar tus sueños. Confía en ti y repite esto todos los días: Yo puedo, yo soy capaz y voy a logarlo. El gran valor de saber cómo entregar es que todos y cada uno de los sentimientos se puede dejar en cualquier momento y en cualquier lugar en un instante, y puede hacerse continuamente y sin esfuerzo. Hawkins, D.R. (2013). Dejar ir: El camino de la entrega Por: Prema Daye Instagram: @powerfulcoaching |
CATEGORÍAS
Todos
Archivos
Septiembre 2020
|