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La guerra, llamada Guerra de los 100 años, duró en realidad, ciento dieciséis años desde 1337 hasta 1453. Este hecho se dio entre Francia e Inglaterra, el principal motivo fue la posesión de los territorios franceses. Es la última guerra feudal y el ejemplo más perfecto de este tipo de guerras. Al inicio Inglaterra tomó posesión de tierras francesas, pero al final de la guerra Francia logró recuperar los territorios ocupados por los franceses, gracias a la intervención de Juana de Arco.
Causas de la Guerra de los 100 años
La enemistad franco inglesa en la Edad Media fue la principal causa, además, Flandes condado vasallo de Francia con aspiración de independencia, era ayudado frecuentemente por los reyes ingleses, que tenían en él su principal mercado importador de lanas. Hay que tener en cuenta que de Guyena sacaba de Inglaterra sus famosos vinos y la sal, ambos de un gran volumen comercial. Francia, a su vez, ayudaba a los escoceses en sus continuas luchas contra Inglaterra. El monarca inglés poseía gran parte del occidente de Francia, prácticamente desde el Loira hasta los Pirineos, y que era un vasallo feudal que no cumplía con sus deberes que como tal debía al rey francés. Además se une la cuestión dinástica promovida por la muerte de Carlos IV, en 1328, sin sucesión directa, el tercer hijo de Felipe IV, sucesor de sus dos hermanos Luis X y Felipe V, muertos asimismo sin sucesión. Eduardo III de Inglaterra, sobrino de estos tres reyes, como hijo de Isabel Capeto, casada con Eduardo II, pretendió el trono de Francia, pero los franceses, más por razones políticas que jurídicas; dieron la corona a Felipe VI de Valois, primo hermano del último rey. La monarquía de Francia no estaba todavía centralizada, ni poseía una economía fuerte; su ejército no había rebasado aún la fase feudal. Inglaterra, mucho menos poblada, tenía una economía mejor organizada; su ejército podía considerarse nacional y estaba dotado de un armamento superior. Los periodos de la Guerra de los 100 años La guerra de los 100 años puede dividirse en dos periodos: el primero dura desde 1337 hasta 1380 y termina con la muerte de Carlos V. El segundo, de 1380 hasta 1453, acaba con la expulsión de los ingleses de Francia. Crisis en Inglaterra y Francia La tregua que siguió a estas victorias fue de grave crisis en Inglaterra a consecuencia de los desastres militares. Un herrero llamado Wat Tyler dirigió una temible insurrección obrera, que puso en peligro la corona de Ricardo II. Aunque éste consiguió dominarla, no pudo evitar que los nobles le destronaran para nombrar a su primo Enrique IV de Lancaster (1399). En Francia, al mismo tiempo, la locura de Carlos VI provocó la formación de una regencia. La disputa por el poder entre el Duque de Borgoña y el Duque de Orleáns produjo una verdadera guerra civil, llamada de borgoñeses y armañacs. La reacción francesa, Juana de Arco Presentándose ante Carlos VII, le señalo como verdadero rey, heredero de la corona de Francia. El misticismo ganó a los franceses. Carlos VII le confió un ejército, con el que pudo entrar a Orleáns (1429). Después de esta victoria, hizo coronar a Carlos VII en Reims. Luego venció a los ingleses en Patay. Al año siguiente entraba en Campiegne, pero al hacer una salida fue hecha prisionera por los borgoñeses, quienes la entregaron a los ingleses. Por instigación de la Universidad de París, fue sometida a un proceso por hechicería. Condenada a la hoguera murió quemada en Ruán, en 1413. Fin de la Guerra de los 100 años La actuación de Juana de Arco fue breve, pero decisiva. En 1435, Felipe el Bueno de Borgoña firmó el Tratado de Arrás con Carlos VII, por el que se conservaba Artois y Picardía y se le dispensaba de prestar homenaje al rey de Francia. El mismo año moría lord Bedford, jefe del ejército inglés. En 1437, París abría sus puertas a Carlos VII. En 1441 se firmo una tregua de nueve años, conservando a los ingleses tan solo la parte de Guyena y Normandía. Rota la tregua en 1449 por los ingleses, fueron vencidos poco a poco y quedaron reducidos a la plaza de Calais, terminando así, sin ningún tratado de paz, la guerra.
Por: Jesús Alfonso Hernández Herrera
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Septiembre 2020
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