La mayoría de las personas, incluso cuando no son oyentes frecuentes de la música, escuchan música en sus autos. Desde el tema de moda en la radio, hasta un álbum que nos ha acompañado durante toda nuestra vida, hay varias razones por las cuales escuchar música en un auto que va a toda velocidad nos hace más felices. Existe cierto romance y un aura particular cuando se habla de escuchar música en un vehículo que lleva una velocidad rápida. De hecho, muchas canciones tocan este tema y evocan a estas emociones. Y todo tiene una explicación científica. No es como si los científicos estudiaron por qué no podemos evitar cantar las canciones de One Direction a todo volumen cuando estamos en el auto, pero cuando estamos en casa no nos apetece tanto. Dean Burnett, neurocientífico y autor de la obra “Cerebro Idiota: Lo que en realidad está haciendo tu cabeza”, le explicó a la revista Pitchfork sus teorías. Primero hay que entender que a nuestro cerebro le gusta la música nueva, pero no tan nueva que no resulte predecible y nos asuste. El cerebro no responde a la música muy consistente y regular, como pueden ser las canciones para niños. Pero también tiene problemas con los ritmos muy complejos. Entonces, la música que escuchamos en el auto tiene que estar en el medio de esos dos extremos. Es decir, la música pop que escuchamos todo el tiempo. Que además se une al ritmo constante de fondo que hace el motor y representa un ruido de comparación, que hace que la música nos parezca más atractiva. Podemos añadir también la posibilidad de que nuestro cerebro está emocionado, como cuando vamos en una montaña rusa. En un auto a una determinada velocidad, se dispara un poco nuestra adrenalina. Lo cual se une al sentimiento de nostalgia que evocan nuestras canciones, favoritas o no. ¿Es peligroso adentrarse mucho en la música cuando se está manejando? Un poco. Muchos de los accidentes menores en Estados Unidos son causados porque las personas estaban cantando, digamos, el coro de “I’m the One”, de Justin Bieber, y su atención se dividió, causando un pequeño problema. Además, existe el riesgo de que la música afecte mucho nuestras emociones. Según el profesor Warren Brodsky, de la Universidad de Negev, deberíamos escuchar música que nos ponga en un estado de ánimo neutro, ni muy felices ni muy tristes. Mucho menos, agresivos al conducir. Por: Amanda García Yanes
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Abril 2021
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