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La excelencia humana es algo único y prácticamente un elemento característico del hombre. Gracias a sus capacidades intelectuales es capaz de llegar a diferentes racionamientos que van más allá del pensamiento común, logran innovar y a su vez logran dejar una huella en los libros de historia.
A través de los años, culturalmente se ha aprendido a premiar esta excelencia, tal es el mejor ejemplo y punto inicial de este artículo, el reconocido Premio Nobel.
El venezolano por naturaleza es creativo, oportuno y sobre todo, ingenioso. Es capaz de ver la solución de un problema en el lugar y momento en que ningún otro hubiese podido ver. Sin duda alguna, el criollo es único en el mundo y a donde quiera que el venezolano se encuentra, deja bien marcado ese rasgo de creatividad, humor y carisma que nos caracteriza. En momentos duros es cuando se debe acudir al buen nacionalismo y valorar lo que es de uno. El Premio Nobel es sin negación alguna, el más reconocido e importante en todo el mundo. Todos aquellos que sean acreedores de dicho premio, son personas que han trabajado arduamente en su vida por un propósito y bien común, no importa si haya durado setenta años en lograrlo, o simplemente unos pocos. Venezuela tiene su propio Premio Nobel y su nombre es Baruj Benacerraf, Doctor nacido en Caracas pero estudiado en Estados Unidos, egresado de la Universidad de Columbus. Justamente hace 36 años, en 1980, se le fue otorgado este magno galardón por unos trabajos que realizó en el campo de la medicina junto a dos colegas, Jean Dausset y George D. Snell. El Doctor Benacerraf junto a sus colegas, a través de sus estudios, lograron descubrimientos acerca de estructuras de la superficie celular determinadas genéticamente, que regulan las reacciones inmunológicas. Baruj Benacerraf falleció el 2 de agosto del año 2011 a la larga edad de 90 años. Venezolano ganador del Premio Nobel de Fisiología y Medicina (1980).
Por: Jesús Alfonso Hernández
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Septiembre 2020
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