La democracia venezolana, a mediados del siglo XX requirió de una exhaustiva revisión, la misma, luego de la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez. Sin embargo, inherentes a la sociedad venezolana se encuentran gran cantidad de mitos acerca de lo escrito en este pacto. El primero de estos mitos, y quizás el más somero, se debe a su nombre. Puntofijo fue denominado así, no por hacer alusión al sector del estado Falcón, sino a que era el nombre de la quinta del Presidente Caldera, lugar en el que se firmó dicho documento. Por su parte, el segundo se refiere al pacto de Puntofijo per sé, en cuanto a su duración, objetivos y trasfondo. En relación con las dificultades que tuvo que enfrentar el renacimiento democrático, en la creencia popular parecen olvidar que, si bien existían grandes demostraciones de goce y satisfacción por parte de la sociedad civil, hubo sectores militares, como comenta Arráiz Lucca (2007) que no estaban del todo de acuerdo con la apertura política hacia la democracia, pues consideraban que era más prudente retrasar las elecciones por aproximadamente 3 años, así como también el cese de la libertad de prensa y la ilegalización de Acción Democrática y el PCV. Tales ideas fueron rechazadas por los partidos políticos y los estudiantes, afortunadamente para la democracia venezolana estos sucesos culminaron con la salida del país de su promotor intelectual, Jesús María Castro León y sus colaboradores. Meses después se producirá otra manifestación militar con el respaldo de la Guardia Nacional y la Policía Militar. No obstante, esta pudo ser detenida sin mayores complicaciones. En este contexto de inestabilidad política y social surge el Pacto de Puntofijo, al respecto comenta Urbaneja (2013) que el mismo surgió para, como motivo principal, evitar los errores cometidos durante el Trienio Adeco, o como se le conoce también, la República Liberal Democrática. Hablando ya del contenido del mismo, Puntofijo fue un pacto de gobernabilidad y no electoral -como el que firmaron en Colombia Liberales y Conservadores-. La voluntad de la sociedad venezolana no fue tergiversada ni manipulada a través de Puntofijo, no se trató de consolidar un proyecto hegemónico sino de evitar los errores del pasado, no caer en sectarismos y evitar los Golpes Militares que, como se pudo apreciar, seguían latentes aún para el año 1958. Asimismo, el pacto de Puntofijo fue tratado en tono peyorativo por aquellos representantes de la izquierda que se sintieron excluidos -puesto que el PCV no fue firmante del mismo-. No obstante, ¿realmente podría el PCV ser firmante de un pacto que pregonaba una democracia representativa cuando la URSS consideraba a ese modelo como antagónico a sus intereses? Existen diferentes versiones acerca de este hecho, hay quienes expresan que Rómulo Betancourt quiso excluir al PCV para no encender las alarmas en los Estados Unidos y no correr peligro de una mayor injerencia extranjera. La verdad, es que cualquiera de estar versiones puede ser verdadera puesto que no se excluyen entre sí. También habría que mencionar que el Pacto de Puntofijo -con esos integrantes- duró muy poco, puesto que con la suspensión de Cuba de la OEA, URD se retiró. Por ende, hablar de puntofijismo se antoja, cuando menos, inapropiado. Sebastián Peláez Freites
Lic. Estudios Liberales Tw: @PelaezFreites |
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