Existen varios arquitectos representantes del estilo barroco, entre los más conocidos, destacan Francesco Borromini y Gianlorenzo Bernini, pero hubo otro que destacó por su evolución dentro del estilo propio y que, además, dio paso al estilo rococó; este fue Guarino Guarini.
Nacido en Módena, Italia, en 1624, Guarino Guarini fue teólogo, profesor, sacerdote y arquitecto. En esta época, luego de la Reforma luterana, la Iglesia buscaba recuperar el apoyo que se había fragmentado con este movimiento, y se vio reflejado en la arquitectura.
El estilo barroco hacía énfasis en temas que conectaran nuevamente con Dios, tales como las grandes alturas, por su magnificencia, y profundidades alusivas al infinito, por el mundo del “más allá”; también, se tomó un enfoque en los análisis matemáticos para configurar, a través de la geometría, los espacios que ya tenían una forma establecida por estilos anteriores. El propósito era captar la atención de la persona para hacerle notar un espacio “sagrado”. Al ser sacerdote en una época donde el poder aún estaba apegado a la Iglesia –a pesar de su ruptura–, Guarino Guarini fue el encargado de muchas obras, aunque no todas fueron realizadas. Entre las principales, se destacan: San Lorenzo, Santo Sudario y el Palazzo Carignano, las tres en Turín, Italia. En ellas se puede apreciar el análisis matemático del arquitecto, quien no recibió formación en Arquitectura, pero fue profesor de matemáticas e ingeniero. Su estilo se caracterizaba por la explotación del uso de la geometría. Era un análisis matemático bastante profundo, que iba más allá de sus predecesores, Bernini y Borromini. Utilizaba la sobre posición de figuras geométricas básicas y la repetición de polígonos y circunferencias para crear un dinamismo en los espacios que configurara su percepción. Observando sus obras cronológicamente, es sencillo apreciar una evolución de su estilo particular, él iba incluyendo nuevos elementos en cada edificación, o explotando cada vez más los ya utilizados. Esto es fácil de apreciar en las cúpulas de San Lorenzo y Santo Sudario, en las cuales, la primera posee como centro una estrella de ocho puntas y la segunda, una de doce. A pesar de que Borromini y Bernini fueron los arquitectos más importantes del barroco italiano, las obras de Guarino Guarini son un legado que ofrece una visión más desarrollada de la matemática presente en sus trabajos. |
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Septiembre 2020
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