La Guerra de los Cien Años fue uno de los sucesos que marcaron la historia de Europa, evidenciando en ella muchas de las características propias de la modernidad mediante el enfrentamiento de dos reinos encaminados a convertirse en naciones. Si bien hay diversos elementos dignos de estudiarse dentro de este fenómeno histórico, el acercamiento a los personajes que accionaron durante la guerra es de vital importancia. Es por esto que personajes como Juana de Arco, quién fuera llamada por el pueblo a ser la salvadora de Francia, contribuyó de forma destacable a la fortificación y vigorización del nacimiento de un sentimiento de protonación y sentido de pertenencia durante el transcurso de la Guerra de los Cien Años. Sobretodo tomando en cuenta aspectos de moralidad, debido a que según algunos historiadores el mismo Rey Carlos VII pensó en entregar la corona al verse desmotivado y sin salida, hasta la llegada de Juana de Arco, por ende pese a que sus resultados en batalla fueron de vital importancia para que el desenvolvimiento de la Guerra de los Cien Años se iluminara hacia una victoria francesa, han de considerarse de manera similar sus acciones fuera de la Guerra per sé, es decir, lo que la motivó -más allá de las voces en su cabeza- a hacer lo que hizo, y cómo convenció a aquellos con los que conversó. Existe una gran cantidad de ideas y sustentos que sirven para fundamentar esta tesis, en primer lugar lo Existe una gran cantidad de ideas y sustentos que sirven para fundamentar esta tesis, en primer lugar lo sorprendente no es la sencillez con la que superó los inconvenientes, sino la simplicidad con la se dejaron convencer aquellos con quienes conversó. Debido a que la Guerra de los Cien Años había exacerbado los sentimientos de aquellas personas de la época, por lo que creer en la divinidad de un humano, o inclusive alguna especie de milagro, era algo en lo que se podía pensar con tal de salir de aquella pesadilla bélica. Por ende no hubo persona que se mostrada extrañada cuando se presentó la joven campesina manifestando que si se le permitía realizar sus actos liberaría la ciudad de Orléans y lograría nombrar rey al Delfín. El Rey Carlos es de los primeros personajes en caer ante la capacidad de convencimiento de Juana de Arco, manifestándole que ella provenía en nombre de Dios. Pese a que Carlos no demostró al principio tenerle demasiada fe, lo que le motivó a aceptar lo dicho por Juana fue el hecho de que aseguraba su legitimidad en el trono de Francia por ser el verdadero monarca divino, además de considerarse ella misma un instrumento para ayudar a cumplir dicha voluntad sagrada. Por otra parte, a los consejeros del Rey les aseguró victorias y éxitos, estos no pudieron hallar aspectos negativos en sus respuestas, luego de aprobar el examen de la virginidad, aconsejaron al Rey que le permitiera actuar, puesto que aunque no tenía manera de garantizar un poder sobrenatural, solo quería el bien para su persona y la monarquía. Y más allá de querer el bien para la monarquía, Juana demostraba algo que muchos hombres no, esperanza, la concepción que se había perdido para ese momento en Francia tras años de batallas perdidas, por ende no sería ilógico pensar que vieron en ella una posibilidad de salir de la crisis en la que se encontraban. Lic. Sebastián Peláez Freites
@PelaezFreites |
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Septiembre 2020
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