En 1984 inspirado por grandes intérpretes como David Bowie y Depeche Mode, Miguel Bosé renace como artista y decide implementar su propio estilo y forma. Es con el disco “Bandido” que el artista comenzó a mostrar el nuevo rostro de su arte. A pesar, de que grabó su nuevo disco contra la voluntad de sus asesores musicales canciones como “Sevilla” y “Corazón bandido” arrasaron las listas españolas y latinoamericanas.
Desde este momento el cantautor pasó a ser indetenible. Cambiando de sello musical, comienza a producir sus nuevos temas con Warner Music. Cuyo éxito fue irreversible. A raíz de “Salamandra”, inició una gira internacional severa.
En 1990 sale a la luz “Los chichos no lloran” un álbum más comercial, donde Bosé abandona en cierta medida el estilo que venia mostrando. Sin embargo, el artista no dejó de dar de qué hablar debido a que en 1991 realiza un trabajo cinematográfico, interpretando a un juez travesti en la película “Tacones lejanos” de Pedro Almodóvar.
Por esta razón Miguel Bosé es considerado un artista completo y es que él no sólo es cantante sino también letrista, compositor, actor, bailarín, director de teatro, entre otras cualidades que tiene el celebre interprete. En 2002 muestra su nuevo trabajo discográfico, después de su receso en 1998, llamado “Sereno”, el intérprete revela algunas etapas de su vida en este nuevo álbum y denota una especie de homenaje al mundo cinematográfico.
En el 2005, nos sigue mostrando su versatilidad con “Velvetina” disco que tiene estilos musicales muy variados como el dance, la electrónica, chillout y el trip hop; aparte, es interpretado en varios idiomas. En 2010 durante el festival de Viña del Mar anuncia que se daría un espacio de la música para dedicarse a la lectura y a explorar un poco más de “Velventina”.
El gran Miguel Bosé no dejará de sorprendernos con su intelectualidad y entrega a la música, su estilo a veces pop, otras veces new wave o soft rock siempre serán característicos del cantautor, sin hablar de su particular forma de ser dentro y fuera del escenario, tan luminoso y a su vez oscuro.
Por: Geraldine A. Martínez M.
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